miércoles, 26 de diciembre de 2012


“LA PAZ INTERIOR: EL UNICO CRITERIO DE VIDA”
Cho Tab Khen Zambuling

Hace un rato estaba meditando en forma dialogada e investigativa.

En un momento le pregunté a Gurú Ramdas (un Santo Gurú de la religión Sikh) cual sería su mensaje en este momento de la vida?  Cuál era, según él, el mensaje más importante? Y, él me contesto: “que todo lo que hagas sea y se convierta en una contribución neta a tu paz interior y a la paz interior de todos”.

A pesar de que “la paz interior” ha sido siempre esencial en mi vida material y espiritual por muchas décadas, confieso sinceramente que no me esperaba esa respuesta tan afirmativa y propositiva.

Naturalmente, dicha respuesta me llevó a una reflexión y revisión profunda de la vida, tanto de mi vida personal como de la vida colectiva.  Uso el término “vida colectiva” en el sentido de sentir la necesidad fundamental de incluir a todos los seres humanos y a todos los seres vivientes.

Observé por varios instantes lo que se desarrollaba después de esta proposición, y vi como el conflicto, la dualidad, y la agresión (de muchos tipos) están invadiendo fuertemente nuestro planeta.

Vi como una cantidad significativa de actividades humanas están siendo organizadas alrededor de, y motivadas por, los conflictos y las guerras, y tantas otras situaciones que nos alejan rápidamente de la paz mundial.

Un ejemplo es la economía, y como ella está siendo practicada en estos momentos.  Pero no es solamente la economía.  Es también la agronomía, la medicina, las distintas formas de ingeniería, el comercio, el consumo, etc.

En este sentido, debo decir que la economía genera muchísimos conflictos, incluyendo, entre otros, los siguientes:

Primero, la economía, como generadora de rentas, es la fuente de más de un trillón  de dólares anualmente en gastos relacionados con armamentos de toda especie.  Esto está devastando muchísimos hogares, familias, barrios, regiones y naciones enteras.   Solamente los gastos en un avión caza bombardero son equivalentes a construir cientos de escuelas primarias.  Donde están asignadas nuestras prioridades?

Segundo, la economía, por naturaleza propia, es excluyente.  Esta excluye a través del poder de compra de las personas.  Esta exclusión arroja grandes patrones de inequidad que se reflejan a todo nivel: ingreso, salarios, género, edad, etnia, y tantos otros.

Tercero, la economía, como es practicada en estos momentos, es la fuerza más destructora de nuestra ecología y el medioambiente.  Hemos eliminado cientos de ecosistemas en forma irreversible, limitando las posibilidades de nuestra generación y de las generaciones futuras.

Cuarto, la economía moderna, basada en las fuerzas del mercado y no en la consciencia humana, es un instrumento de esclavización del ser humano, a quien ha puesto a la disposición de dichas fuerzas, en vez de que la economía y el mercado estén al servicio de los seres humanos.  La economía de mercado no posee mecanismos automáticos de corrección.

Por otra parte, la agronomía también está destruyendo al ser humano a través de violación de la ley natural y a través, por ejemplo, de la producción de alimentos transgénicos y del uso desmedido e innecesario de pesticidas, herbicidas y fertilizantes químicos. 

Estos productos agrícolas son la gran fuente de debilitamiento de nuestro sistema inmunológico y de grandes enfermedades, las que llamo: “las enfermedades económicas”.

Y así, cada uno de nosotros puede encontrar esas dimensiones tan negativas de las actividades humanas en las que estamos envueltos y que verdaderamente afectan nuestra paz interior.

Pero también hay que hablar del trato que tenemos con nosotros mismos –la mente, el cuerpo y el alma— del trato que llevamos con nuestras dimensiones divinas, y del trato que le damos a los demás seres humanos: “el otro”.

Cada elemento, situación, o decisión en la vida puede generar más o generar menos paz interior.

Somos nosotros los que tenemos que escoger.
Somos nosotros los que dibujamos el mapa y camino a recorrer.

Es por eso que he estado varios días desmenuzando minuciosamente muchos procesos y actividades para encontrar aquellos elementos o dimensiones que veo claramente disminuyen mi paz interior.

Me di cuenta que allí, dentro de este proceso, hay que considerar también a nuestros sentimientos –ira, rabia, desolación, inseguridad, nostalgia, reproche, alegría, amor, compasión--, a los innumerables miedos que tenemos, a los sentimientos de culpabilidad, a los apegos y desapegos, y a los tantos otros filtros que nos separan de la realidad.

Un trabajo no menos importante y difícil.  Pero tenemos que hacerlo.

La paz mundial depende de la paz interior.  No habrá paz mundial si no hay paz interior.

Esto es una ley inmutable.  No hay nivel de riqueza material que asegure que nosotros estaremos en paz interior.

La paz es un estado del Ser que hay que auto realizarlo. 
La paz no se compra, ni se vende, ni se presta. 
La paz si se comparte una vez que ella está dentro de nosotros mismos.

Pero para que haya paz interior debemos entrar en grandes procesos de reconciliación y perdón. Si no hay una reconciliación es difícil alcanzar la paz interior.

Esta reconciliación y perdón nos llevan a grandes procesos de sanación a todo nivel.
Estos procesos de sanación son multidimensionales y tocan todo: la mente, el cuerpo y el alma.  Tocan nuestro entorno.  Influencian el entorno de todo y todos.

Para ello, la sanación será cada vez más eficaz mientras más capacidad tengamos de aumentar nuestro poder del silencio como la sanación de la Madre Tierra.

No habrá sanación de nosotros mismos si no hay sanación de la Tierra y no habrá sanación de la Tierra sin que haya sanación de nosotros mismos.

Un proceso dialéctico.
Un proceso unitario.
Un proceso inseparable.

Hoy le pido a todos ustedes que se detengan por un momento e identifiquen cuales son las cosas que disminuyen vuestra la paz interior.
Hoy le pido a todos que investiguen como pueden modificarlas para así empezar a crear paz, funcionar desde el plano de esa paz y desplegar la paz como los rayos del sol al amanecer.

En este proceso veras que todo comienza a transformarse en fuente de paz.

En silencio repite una y mil veces: OM SHANTI SOHA.

OM es el sonido de la creación, de lo que comienza en la inmensidad del infinito y en lo concreto del cero.

SHANTI significa paz en sánscrito.

SOHA representa una afirmación equivalente a “que así sea”.

Movámonos juntos en la dirección de la paz interior. 
Hagamos de esta paz interior el criterio central de decisión de cada aspecto de nuestras vidas.

Al servicio de la humanidad por la paz del mundo. 

Cho Tab Khen Zambuling
Embajador Por Vida de La Paz

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